Pasados los fastos y el duelo consecuencia de la final de Champions empieza a contar el plazo para liquidar la nueva maldición del Real Madrid: La undécima del Real Madrid y la segunda "casi" Copa de Europa del Atlético de Madrid.
El Real Madrid tuvo la suerte de que sus jugadores son mucho mejores que su entrenador. Cuando juntó a sus once mejores jugadores sobre el campo y eliminó a Khedira, fuera de forma y superado durante todo el partido y aún así en una muestra más de que el italiano tira al conservadurismo defensivo, y Coentrao y puso en el césped a Marcelo que es el jugador que mejor se asocia de la plantilla y que más sentido le da al juego de ataque e Isco, el segundo con dichas características, el partido cambió hacia un dominio absoluto blanco, coincidiendo además con el desplome físico atlético
Un desplome responsabilidad única de Simeone que, en un error garrafal, confió en una recuperación imposible de Diego Costa, con placenta de yegua o con leche de burra. La incapacidad física del brasileño hizo que perdiera un cambio fundamental para dar aire a su equipo en el segundo tiempo. Una lección que debería haber aprendido en Barcelona en la final de la Liga.
De cualquier manera los dos equipos han obtenido algo de paz, aunque sea efímera esta temporada, uno con la Liga y otro con el doblete de copas, la más grande y la del apertitivo. Han sido los mejores sin discusión.
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