miércoles, 21 de mayo de 2014

EUROLIGA: ANTE EL PELOTÓN DE FUSILAMIENTO DE INMEDIATO O EN DIFERIDO.

El Maccabi es campeón de Europa de Baloncesto, inesperadamente ya que se enfrentaba a tres equipos en teoría superiores, contaban con mejores jugadores pero como han recordado los israelitas ellos han resultado ser el mejor equipo. En gran parte por su entrenador David Blatt y sus excelentes decisiones tácticas. 
El Real Madrid se ha quedado a las puertas del título por segundo año consecutivo. Pasada la catarata de análisis de lo ocurrido en Milán, como el año pasado, se empieza a dudar del piloto de la nave: Pablo Laso. Algunos consideran que sus oportunidades después de esta final se han acabado. Otros postergan el plazo hasta el 2015 en el Palacio, si hay ocasión. Todos están con la escopeta cargada esperando el resbalón en la Liga Endesa para saltar a su yugular.
Debe ser gente acostumbrada al triunfo y en ningún caso aficionados al Real Madrid de baloncesto. El mismo club que ganaba muy ocasionalmente algún título en España y que había sido superado en fiabilidad en cualquier competición por el Baskonia y que miraba al Barça a lo lejos como algo inalcanzable. 
Laso ha conseguido que el Real Madrid vuelva al lugar que merecía en el baloncesto patrio. Desde el 2012 al menos un título engrosa las vitrinas blancas. Aún así no es reconocido lo suficiente y no se le da margen de maniobra, la maldita Copa de Europa es lo único que importa. Sus rivales en la Final Four de este año superan con holgura la decena de participaciones entre los cuatro mejores, el Maccabi ha ganado cuatro copas, el Barça ha ganado dos igual que el CSKA. El Real Madrid ha jugado tres en los últimos 20 años, dos con Laso al frente. No parece muy lógica tanta exigencia inmediata cuando la única receta es la insistencia, porque la F4 es injusta por naturaleza. No premia al mejor equipo de Europa sino al mejor equipo en esos dos partidos.
El caso es que el proyecto de Laso tiene fecha de caducidad: mayo de 2015, será vencer o morir. Otra vez los dichosos resultados se pueden imponer a la racionalidad. 

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