La vida sigue igual para un F.C. Barcelona al que el Real Madrid le tiene tomada la medida. Pasan los partidos y los veranos, llegan jugadores nuevos y otros tienen una nueva oportunidad de reivindicarse ante los blancos pero al final nada cambia y los seis máximos anotadores del equipo son jugadores que llevan varias temporadas en el club y ninguno de los lujosos fichajes culés, ni Papanikolau, ni Lampe, ni Dorsey, ni Nachbar, mucho menos Pullen supone un punto de inflexión en la dinámica de los clásicos.
Al final son Navarro (17 puntos), Huertas (15 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias) y Lorbek (11 puntos y la sensación de que puede volver a su nivel) los que tiran del carro lo que ya se ha demostrado que no es suficiente contra los blancos, salvo explosión del capitán o que Huertas y Tomic se combinen a más alto nivel.
Y para más inri, el supuesto punto fuerte del equipo, la fortaleza definitiva que llevará hacia los títulos, la renombrada defensa queda hecha añicos recibiendo 98 puntos...
El Real Madrid, sin embargo, es una máquina perfectamente engrasada que aguanta un mal partido de Carroll y un malísimo partido de Llull, porque sus jugadores fundamentales, Sergio Rodríguez, Rudy y Mirotic, están en estado de gracia y aportaron 47 puntos entre los tres y además cuentan con las actuaciones de especialista, medidas y oportunas, de Felipe Reyes, ayer 12 puntos en 12 minutos con dos triples (saludos, Messina). Mención especial para el Cacho que en algunos momentos del partido parece que para el tiempo y juega solo mientras los otros nueve jugadores miran.
Las dinámicas son difíciles de cambiar, el Real Madrid sufrió lo indecible para imponerse al dominio azulgrana. Es más difícil aún si la fórmula empleada no cambia y una y otra vez se basa en los mismos principios sin un ápice de evolución.
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