Leo con nocturnidad (y con la noticia ya fría) que Carlos Suárez se marcha a Unicaja de Málaga. El Chimpa ha tenido mala suerte, no solo, en los últimos tiempos, desde su salida de ese sólido Estudiantes que dirigía el gran Pedro Martínez no ha estado nunca en el sitio adecuado ni en el momento justo.
Hay que dejar claro que Suárez padece un bloqueo mental por su necesidad de ajustar cuentas. Cuentas con Scariolo. Ya se ha hablado en este humilde blog del asunto y no me pienso repetir, en todas las generaciones del equipo nacional hay un jugador maldito, antes que él lo fue Fran Vázquez . Todo viene de ese maldito verano de 2011 donde todo se vino abajo en su cabeza y su carrera deportiva se convirtió en un constante e innecesario "tour de force" para demostrar que se habían equivocado.
Tampoco le fue bien el cambio de Messina a Laso en su club. Ettore fue el que más rendimiento le sacó en la casa blanca quizás porque, por sus características técnicas y físicas, le van más los ritmos lentos de las baladas italianas que el rock urbano y furioso de Pablo. Justo al contrario que su compañero Sergio Rodriguez.
En cualquier caso es joven, 27 años, y quizás el cambio sea lo mejor, la duda surge porque llega a un equipo que, como él, está en plena catarsis y buscando su identidad. Unicaja de Málaga, la alternativa a los tres grandes, ha pasado a ser un equipo informe cuya degradación culminó el año pasado en el que los escasos buenos momentos de juego fueron sepultados por los mucho más habituales partidos infames con tramos esperpénticos. Su nuevo entrenador Joan Plaza tiene dos misiones muy difíciles limpiar la mente colectiva de un club, donde otros más experimentados que no mejores fracasaron, y la de Carlos Suárez en su última oportunidad de llegar a donde se le espera desde hace muchos años. Mucho trabajo para todos.
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