El fútbol español en general y en
este caso particular el Real Madrid históricamente no ha sabido despedir a sus
mitos. Que gente con más de tres lustros de impecables servicios como Raúl o
Hierro no hayan recibido ni siquiera un reconocimiento muy especial por parte
del club blanco y otros con menos o incomparables méritos como Pardeza o
Karanka hayan sido incluso integrados en la estructura deportiva del club es
bastante chocante.
Años después se va a celebrar un
“homenajito” en honor de Don Raúl González
Blanco que va a enfrentar al Real Madrid con su actual equipo el Assad. No
imagino al Manchester United o al Milan ofreciendo esa clase de “espectáculo”
para despedir a uno de sus buques insiginia.
Hay que recordar que estamos
hablando del jugador español más importante de la década de los 90 y de
principios del siglo XXI. De un superviviente que fue el autor material de
enterrar al anterior emblema madridista: Emilio Butragueño, y por extensión a
toda la Quinta
del Buitre, que se sobrepuso a la frivolidad y el buen vivir de la quinta del
Ferrari, que condujo al Real Madrid en la travesía del desierto que supusieron
Anelka, Baljic o Iván Campo (Y Zárate y Meca) a una Copa de Europa, que aceptó
que los focos se desviaran hacia los Galácticos siendo tan grande o más que
alguno de ellos y que después de la estrepitosa implosión de la galaxia florentiniana
tuvo tiempo de participar en la consecución de dos Ligas más.
Dice que le gustaría haberse
despedido de otra forma cuando se marchó, se merecía muchísimo más que esto como
resarcimiento.
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