Como todos los años el Real Madrid perfila su once titular en agosto. No solo con las altas sino, sobre todo, con las bajas. Este año ha tocado vaciar el centro del campo que tanto costó formar para llegar a la Décima. Solo Modric sobrevive. Di María salió rumbo a Manchester en busca de dinero, Xabi Alonso hacia Munich en busca de minutos, Khedira está en la cuerda floja e intenta pasar este año como pueda para conseguir lo que buscaban los otros dos. Raro para un club que cumplió el máximo objetivo de la temporada.
Como quiere la ¿dirección deportiva? no hay más remedio que formar con Kroos, Modric y James con Illarra, ¿Khedira? e Isco para lo que pueda surgir.
Competencia poca. En el banquillo un jugador defenestrado que fue ninguneado en la final de la Champions League cuando fue suplente de un jugador recién recuperado de una lesión de larga duración, ese mismo jugador que no quiere renovar y que no se sabe si está, no está, va a ser fundamental o ignorado y por fin la gran esperanza blanca, el heredero de Zidane de los diez primeros partidos de la pasada temporada, el olvidado en los siguientes y el héroe oculto de la Décima cuando salió del banquillo para dar ideas a un equipo plano.
Florentino hace muchos años que decidió que no habría clase media en su equipo. Habría titularísimos y suplentísimos y los decidiría él en el mercado de fichajes. Solo en la defensa con Varane y Coentrao hay ciertas dudas sobre quién va a jugar.
Ancelotti tendrá que pensar como lograr que la maquinaria funcione otra vez con las piezas marcadas (para eso le pagan como dice un amigo mío) y rezar para que, en el camino o una vez logrado, no se averíe nadie porque esta temporada no se ve un Di María en el horizonte (eso no sé si va en el sueldo). Todo cambia para que nada cambie simplemente esta temporada se dirá que no se resfríe Kroos en lugar de que no se resfríe Alonso. El año pasado salió bien. Los once anteriores no.
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