12 años después el Real Madrid consigue, por fin, jugar una final para tratar de conseguir la décima Copa de Europa. Ha vuelto. Ha sido un viaje largo, con muchos desengaños y demasiadas convulsiones en los últimos años en los que parecía, contra la Historia y contra todo lo que ha sido, es y será el Real Madrid, que solo alguien especial podría lograr que volviera a ganar su competición fetiche. Además lo ha conseguido frente a su bestia negra histórica el Bayern de Munich y frente a la reciente Pep Guardiola, en un mix que bastantes madridistas veían imposible de superar, más que nada por los miedos atávicos que generan y no por la realidad y la trayectoria de la última parte de la temporada de los alemanes.
La primera parte del Real Madrid en Munich será recordada durante años porque hizo bien todo lo que se propuso hacer, escondiendo al máximo sus debilidades y potenciando al 100% sus fortalezas en una gran labor de todos los jugadores y un buen planteamiento de Ancelotti, anulando completamente al Bayern como este hiciera hace un año con el F.C. Barcelona, fue una debacle.
Precisamente las dos derrotas, la del Barça el año pasado y la del Bayern en este dan un serio varapalo a un concreto y particular modelo de fútbol. En las dos últimas temporadas el peor parado de los cuatro equipos semifinalistas ha sido el equipo contracultural. En un fútbol en el que predomina el repliegue defensivo, las dos líneas de cuatro bien juntas, el contraataque, el máximo beneficio del balón parado... hacer algo diametralmente distinto como lo que proponía el Barça de Tito Vilanova el año pasado o Guardiola en este parece no tener sentido viendo los resultados en la Champions League y en el corto plazo.
Se barruntan tiempos difíciles en Alemania para Pep, en España ahora se verá la verdadera dimensión de su éxito por la cantidad de gente que le está esperando en la derrota. Y tiempos aún más difíciles para el Barça después de su declinar imparable de esta temporada y obligado a una remodelación postergada indebidamente
Y, dicho esto desde la derrota, sin embargo volverán, con su singularidad y con ese modo único de entender el fútbol.
Volveremos.