lunes, 23 de junio de 2014

MUNDIAL FÚTBOL 2014: NI EN LA VICTORIA HAY PAZ.

Se presentó España ante Australia de luto riguroso aunque fuera por obra y gracia de la mercadotecnia. Y la vestimenta le vino como anillo al dedo porque aunque ganó y bien se produjo la fractura definitiva entre los más destacados jugadores de una generación irrepetible y el hombre que pretendía protegerlos, tratarlos como si no cumplieran años y otorgarlos un rol para el que no estaban preparados. 
Hubo un momento en el que el partido llegó a parecer preparado como el homenaje a un jugador excepcional y único en la historia del fútbol español tanto que ha marcado 59 goles con el equipo nacional. Villa ha sido el único delantero que ha merecido la total y absoluta confianza de Del Bosque. Su baja en la Eurocopa´12 marcó un antes y un después en el juego de la selección. A partir de entonces se vio más a Cesc como falso nueve una vez que ni Torres, Soldado, Negredo o Costa hayan merecido la confianza del Marqués. Con la baja o falta de Villa el equipo se volvió cada vez más retórico y menos punzante, se llenó de mediapuntas y se vació de delanteros, hasta volverse una caricatura de lo que una vez fue como les ocurrió a los alemanes con sus jugadores clónicos de 1.90 de finales del pasado siglo y principios de este.
Villa contra pronóstico fue llamado por Del Bosque a este Mundial. Con un rol muy secundario visto los minutos, detrás en el escalafón de Costa y Torres. No había noticias de descontento, parece que era una situación asumida. Hasta el minuto 57 de un partido intrascendente en el que posiblemente estuviera siendo el mejor (Luego le han dado el premio a mejor jugador del partido) y que él había asumido que era el último de su carrera internacional todo iba bien. Parecía que había más opciones para ser la primera sustitución o simplemente una sustitución. Pero Don Vicente consideró que el oportuno era El Guaje. Y empezaron los llantos, los malos gestos, los no lo sabía que era su último partido con España, etc. Ni en la victoria encontró paz la expedición española.
La cosecha ha sido "magnífica" en el supuesto homenaje que suponía este Mundial para una generación. Del Bosque no quiso prescindir de los jugadores con los que consiguió todo. Xavi, el mejor jugador español de la Historia, jugó su último partido con España recibiendo una soberana paliza y señalado como máximo culpable y único, junto con Piqué, por su entrenador. Villa, el máximo goleador español de la Historia, jugó su último partido, marcó y se marchó llorando y maldiciendo a su entrenador. Casillas ha demostrado que la sobreprotección y el deseo por parte de su entrenador de evitarle situaciones duras pero justas en la selección le ha debilitado mentalmente. 
Don Luis Aragonés vivió en sus carnes en el Mundial 2006 los efectos de un líder relegado al banquillo. Raúl ni lo aceptó ni podía aceptarlo. La concentración fue un suplicio y el campeonato un nuevo fracaso. En la Eurocopa 2008 prescindió del delantero y, eliminado el macho alfa al que todo el mundo miraba con demasiado respeto, entregó el liderazgo a un joven centrocampista en el que solo él confiaba: Xavi. El resultado fue un equipo de leyenda. 
Villa, Casillas, Xavi han sido los Raules de Del Bosque, que no se ha querido ahorrar una lección ya sabida, ahora si veremos nuevas jerarquías, nuevos liderazgos y una creación propia y particular del seleccionador nacional al que más se ha perdonado en este país porque también ha sido el que más ha ganado. 
Ahora, sin herencias recibidas, si veremos lo que vale y la paciencia que se tiene con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario