Arquitectos deportivos del F.C. Barcelona actual |
Desde hace tres o cuatro temporadas ha estado de moda decir que el Barça tiene
jugadores tan buenos que cualquiera se sienta en el banquillo y gana y está teoría tuvo su momento más álgido de exito cuando al mando de Tito Vilanova se han batido todos los récords en
una primera vuelta de Liga imperial y cuando con Roura al mando por la enfermedad de Tito continuó en principio con una racha muy positiva. Esta "maldad" se decía, sobre
todo, para desprestigiar el trabajo de Pep Guardiola durante los cuatro años en
los que fue entrenador de los culés, incluso más que para ningunear a Tito
Vilanova o a Jordi Roura. La realidad última de este Barça ha demostrado que es un análisis fácil y sin fundamento y, por tanto, erróneo.
El derrumbe de un gran jugador |
El análisis de la etapa de
Guardiola se debería iniciar en el final de la temporada 2007/2008. Si así lo
hiciéramos encontraríamos un Barça moralmente hundido en todos los ámbitos
después de dos años sin ganar la
Liga , ni otra competición tampoco. Con un pasillo recién hecho en el Bernabeu. Con unas estrellas, Ronaldinho y Deco en franco declive,
despreocupadas del fútbol y lejos de lo que debería ser un deportista de alta
competición. Con una cantera que parecía no ser suficiente ya que se decía que
solo daba buenos jugadores, que parecían prescindibles Xavi era el paradigma, pero no estrellas. Con
un entrenador, Rijkaard, superado por sus dudas, que a pesar de contar con una
segunda oportunidad después de haber perdido una Liga que tenía ganada ante el
peor Real Madrid que haya ganado la
Liga y que no había sabido retomar las riendas de un
vestuario que se auto(des)gestionaba. Con un presidente, Laporta, que se había bajado los pantalones ante los jugadores y en cualquier lugar que considerara
conveniente.
A grandes rasgos así estaba el
F.C. Barcelona cuando llegó Guardiola.
Un triunfo colectivo |
A grandes rasgos así estaba el
F.C. Barcelona cuando se fue Guardiola.
El mejor momento de Villa como barcelonista |
Y a pesar de todo el camino a estas alturas de la temporada está sin andar, por muchos records que se hayan batido. Y la parte más importante y decisiva del trayecto la va a tener que andar Roura a causa de la maldita enfermedad de Tito. Y la manera más correcta, en mi opinión, de llevarlo a cabo es desde la independencia de Roura, es decir, nombrándolo como primer entrenador hasta final de temporada, tratándolo como tal, confiando en su liderazgo desde el banquillo a través de sus recursos y habilidades y sin el diktat de Tito desde Nueva York y la directiva desde el Camp Nou (El episodio de ataque injustificado del club a Undiano Mallenco antes de la vuelta con el Real Madrid es bochornoso). Se utilizaban pocos teléfonos móviles e Internet no era ni mucho menos popular cuando Cruyff tuvo que abandonar el banquillo momentáneamente por una enfermedad en el corazón y Rexach se hizo cargo del equipo y se siguió ganando y perdiendo y no pasó nada, porque todo se hizo desde la naturalidad. Quizá las declaraciones de Roura en relación a un posible cambio de plan contra el Milan en Champions sea el primer signo de su emancipación.
Los puntos de partida de cada uno de los tres son totalmente distintos, la meta sin embargo ha sido, es y será la misma: Seguir ganando y conservar el estilo. Las reivindicaciones la primera a la figura de Guardiola, no todo el mundo puede entrenar y triunfar en el Barça como él lo hizo, la segunda, y más importante ahora mismo, es dejen de trabajar a Roura con confianza, la situación no es tan dramática, y Tito algún día volverá.
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