Si, Armstrong por fín confesó, ya
podéis tirar vuestras pulseras amarillas. Ha reconocido que nos tuvo engañados
a todos durante una década en la que ganó 7 Tours con mano de hierro. Con su
conversación con Oprah se ha acabado un mito y se ha abierto un hueco en blanco grandísimo en la Historia
del Ciclismo, puede que incluso se acabe con el Ciclismo según lo conocemos
ahora si, como se insinúa, va a tirar de la manta e involucrar a Verbrugge y
McQuaid. Supongo que ahora Ana Rosa, Susana Griso y sobre todo Maria Teresa
Campos en su “Qué tiempo tan feliz” Especial: Cuando ganábamos el Tour todos
los años, recibirán frotándose las manos a todos esos ciclistas españoles que se han dopado y están
pendientes de confesar la realidad y dejar de negarla.
Siete engaños, siete |
No me lo puedo creer: Mi sangre es mejor |
En España confesó Manzano un
gregario del Kelme (coetáneo de Valverde, por cierto), que fue tratado como un apestado vengativo, sin embargo en Italia cantó Basso, en Dinamarca Riis, en Reino Unido Millar,
Vanderbrouke en Bélgica, Zabel en Alemania, Landis en Estados Unidos. Todos ellos figuras, campeones de grandes vueltas o clásicas, campeones mundiales ¿Y los campeones españoles?¿Puede alguien nombrar un campeón español confeso? A
base de solomillos como Contador, aunque se haya identificado su sangre en la Operación Puerto
como a Valverde, a pesar de que lo diga el pasaporte biológico como Astarloa (Campeón del Mundo) o, más recientemente, Barredo, aunque se le encuentre HES a Mosquera, aún cuando se han desmantelado o publicitado sistemas de dopaje como los del Liberty (¿No corrió ahí Contador?) o los del Kelme (¿No corrió ahí Valverde?) cualquier
excusa es buena pero aquí, en España, ningún ciclista se ha dopado aunque hayan
sido sancionado por ello, suele ser culpa, una invención siempre, de una confabulación de los extranjeros que nos tienen envidia.
Tengo que preguntar donde compra la carne |
Es un problema estructural los
ciclistas no ven mal el doping para avanzar en el terreno profesional y algunos
aficionados están dispuestos a creer a los ciclistas poniendo la mano en el
fuego por ellos aunque se achicharren, además las autoridades hacen la vista gorda, ninguna operación antidopaje tiene gran rendimiento, todo para no perjudicar la marca España, enterradas la operación Puerto, que si que tuvo repercusiones en otros países, que se lo cuenten a Basso y Ulrich, o la operación Galgo (Atletismo). A pesar de que los médicos a los que se
detiene en operaciones antidopaje son españoles o tienen su base en España como
el famoso Eufemiano Fuentes o los menos conocidos Walter Viru, Luis García del Moral o Pedro Celaya. A pesar de que una gran cantidad de ciclistas extranjeros,
sin razón aparente tienen su base de operaciones en lugares con tanta tradición
“ciclista” como Girona donde la tenía Armstrong, por cierto. A pesar de que
varios de los ciclistas españoles sancionados por dopaje hayan ganado carreras a Armstrong, que ahora dice que iba hasta las trancas. A pesar de que a Mancebo le sigan
permitiendo competir en Mountain Bike o a Heras hacer pachangas como la Tintan Desert. Aunque directores como Álvaro Pino que tiene una amplio historial relacionado con equipos y ciclistas en los que se ha descubierto un doping sistemático (Kelme, Phonak, Xacobeo) hayan seguido trabajando durante años. A pesar de todo eso España no es el paraíso del dopaje, dicen.
En definitiva aquí nada cambiará. Armstrong hablará y tirará de la manta, pero en España seguirá la ley del silencio, el pío, pío que yo no he sido, el ha sido una
trampa que me han tendido o, por ejemplo, la culpa es de un solomillo de Irún. Negar la realidad.
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