"Los lunes siempre pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos y el sábado pienso que tienen que cambiar los mismos once cabrones"
J.B. Toshack
Después de la no revolución llega la calma. Del Bosque aplacó los ánimos de cambio del personal con una lista que era engañosa y que despertó toda clase de titulares grandilocuentes y de análisis que no aguantan una segunda lectura un mes después. Todo vuelve a ser como antes. El once inicial contra Eslovaquía no va a ser muy diferente al que se presentó frente a Macedonia que a su vez no fue muy diferente a cualquier que hubiera jugado en Brasil sin los Javis. El viaje de la renovación ha sido a ninguna parte.
Del Bosque no tiene nuevo proyecto porque es el mismo que antes del Mundial. Cambia lo accesorio. Un par de centrales suplentes por aquí (San José y Bartra) que no vuelven ante los dificilísimos compromisos ante Eslovaquia y Luxemburgo que requiere del poso y experiencia de los tres centrales del último lustro, un lateral izquierdo más en liza (Bernat), un obrero del fútbol que se caerá en el mismo momento en el que Ander Herrera tenga la suerte de no estar lesionado cuando toque convocatoria (Raúl García) o un delantero más en la larga lista de probaturas (Rodrigo). Lo esencial sin embargo no se toca. Se ha renovado lo que no había más remedio que renovar, quizás porque no hay más.
Lo destacado es la vuelta de Piqué a un puesto en el que no hay competencia ni aunque no estés en tu mejor momento y en el que el seleccionador debería demostrar su valía viendo en algún joven central español lo que nadie ve o atreviéndose a hacer lo que nadie se atreve, es decir, darle la titularidad a alguno de los aspirantes ahora que no aprieta la necesidad y se puede foguear al personal. Quizás es pedir demasiado a alguien tan conservador como el Marqués de Del Bosque, se ha rendido a la primera.
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